martes, 14 de octubre de 2014

Mary Richmond

 Mary Richmond (1861-1928), norteamericana, publicó su libro más famoso Caso Social Individual en 1922 tras 40 años de experiencia de trabajo social. Mary Richmond no sólo practicó el trabajo social, sino que le dio su primer contenido técnico e ideológico. Fue la inventora conceptual, la que teorizó y sistematizó el Trabajo Social, la que formalizó sus técnicas y contenidos. Es una mujer al tanto de la teoría científica en las Ciencias Sociales de su tiempo.
          A pesar de todo, a pesar de haber definido la actividad del Trabajo Social, las características de la profesión y las condiciones que requerirían los profesionales del Trabajo Social, su gran aportación histórica es a la vez su gran paradoja, el defender el Trabajo Social no es sólo un proceso educativo para la adaptación de la gente en la sociedad en que vive, sino, además, y simultáneamente, un proceso de investigación permanente para conseguir avances y reformas sociales para el progreso de la sociedad. La gran paradoja es que trabajando de uno en uno, con seres dependientes y excluidos, para tratar de lograr que se conviertan en interdependientes unos de otros e integrados en la sociedad, no bastará para lograrlo. Hay que adaptar -dice- no sólo las personas a la sociedad, sino la sociedad a las personas. El cambio social, la lucha por los avances y progresos de la sociedad, así como la investigación social, son formas esenciales del Trabajo Social. El asunto va lejos y todavía hoy esta concepción es vanguardista.
          Sus libros son perfectamente modernos, seriamente actuales, y su función principal es recordarnos que los Servicios Sociales son servicios personales y que el Trabajo Social bien hecho es de boca a boca, de mente a mente, necesita mucho tiempo, mucha paciencia, mucho esfuerzo y mucha formación. Fue una reformadora social. En su libro insistió en que los trabajadores sociales, además de llevar casos individuales debían investigar, denunciar los problemas sociales y crear una opinión pública favorable a la reforma y a los avances sociales. Para ella uno de los elementos permanentes para el Trabajo Social era el proceso de educación social y de adaptación que incidía sobre la personalidad del cliente (hoy diríamos usuario), con el que se diseñaba un diagnóstico y un plan o programa de integración o participación, que era el fin último a conseguir con el cliente.
          Se adelantó a su tiempo y pidió a los psicólogos que descubrieran la dinámica de grupos, cosa que estaban por entonces haciendo. Estaba en contra de los Servicios Sociales organizados en "grandes instituciones cuartelarias", adelantándose a las valoraciones de Foucault.